El ex líder de Los Redondos cuenta anécdotas desconocidas en la ciudad. Desde la única vez que fue al vip de un boliche hasta los saqueos en Juan B. Justo en la previa de un show y el día que Mar del Plata “parecía Beirut después de un bombardeo”.
La propuesta sonaba tentadora: dos departamentos a su nombre en Mar del Plata si aceptaba tocar en una campaña política. El ofrecimiento llegó en un momento en que el Indio Solari no tenía casa propia y alquilaba, pero no lo pensó un segundo: fiel a sus ideales, rechazó la propuesta.
La anécdota forma parte de uno de los capítulos más atrapantes de “Recuerdos que mienten un poco”, el libro de memorias del Indio Solari, una leyenda del rock nacional. “El ansia de libertad te lleva a rechazar ofertas muy tentadoras. Yo recuerdo dos momentos así. Una vez, cuando yo todavía no tenía casa propia, me ofrecieron dos departamentos en Mar del Plata a cambio de tocar en el marco de una campaña política”, cuenta el ex líder de Los Redondos pero sin revelar el nombre del político que lo quiso contratar. “Y la otra vez, cuando la banda se separó, un productor me ofreció varios millones de dólares por once shows, cuando yo ni siquiera había grabado nada nuevo como solista. Y también dije que no. Yo nunca coincidí con ninguna institución, desde el colegio. Antes de descubrirme a mí mismo haciendo algo que me violenta, prefiero volver a fabricar ropa”, dice. La consigna del Indio y Los Redondos siempre estuvo clara: independientes, sin sponsors, tocando como banda única, de noche, sin mucha prensa y con un no rotundo a salir en televisión.
La biografía es el resultado de las charlas que el Indio mantuvo durante dos años con el escritor Marcelo Figueras. A lo largo de sus 800 páginas, el libro recorre aspectos desconocidos del artista. Y Mar del Plata ocupa un lugar destacadoen varios capítulos.
El Indio confiesa que la única vez que pisó el sector vip de un boliche fue en Mar del Plata, tras un show de Los Redondos. “Había una soga que nos separaba de la gente. Creo recordar allí a Moura, Monzón, a Codevilla que se tiraba encima de una rubia platinada del programa de Porcel… y también estábamos nosotros. Sentados en sillones de terciopelo… La misma gente pasaba dos o tres veces para verte de ida y vuelta, como si fuésemos animales del zoológico. ¡Nunca más pisamos un sector de esos! No éramos de ir a las discotecas a bailar. Ahí se daba otro tipo de ambiente. Y a nosotros no nos complacía eso de terminar el show e ir a las discos, donde estaban las cámaras”.
En un fragmento de la biografía, el Indio recuerda que hubo incidentes entre los fanáticos de Los Redondos y la Policía en la previa del show que dieron en 1992 en el teatro San Martín de Mar del Plata. “Ahí le prendieron fuego un par de patrulleros. ¡Era como una revolución! Por eso le digo a menudo a la gente que me presiona para que intervenga en política más directamente: a mi modo, o sea desde el arte, yo alimento una revolución a diario desde que me levanto. Una revuelta que -no me cabe duda- abarca a mucha más gente que la mayoría de las sectorialidades políticas”.
En medio del show, el Indio invitó en broma al público a comer un asado al día siguiente en la casa de Pupeto Mastropasqua, productor de los recitales de Los Redondos en Mar del Plata desde que tocaron por primera vez hasta mediados de los 90. “Trabajábamos con Pupeto desde hacía muchos años -recuerda-. Lo contratábamos para que afichase la ciudad. Era un tipo muy agradable y muy culto, estaba metido con el tema de los festivales de cine… Al otro día de la joda que hice desde el escenario, le cayó gente que reclamaba el asado. ¡Se habían encargado de averiguar dónde vivía! Su mujer preparaba el lemon pie más rico que comí”.
Pupeto Mastropasqua atiende el llamado de Ahora Mar del Platay recuerda el primer show que dieron Los Redondos en la ciudad, en el teatro Tronador. “Un amigo con el que trabajé en giras de Serrat me comentó que había una banda que quería venir a Mar del Plata. Un día vinieron a verme Skay Beilinson -guitarrista de la banda- y la Negra Poly -manager- a mi estudio de fotografía de Belgrano y Mitre para que estuviera en la producción. No los conocía nadie en esa época”, cuenta.
Pupeto pegó buena onda enseguida y se hizo “muy amigo” del Indio, Skay y Poli. “Después de los recitales siempre venían a comer un asado a mi casa junto a toda la banda -recuerda-. El Indio decía que el lemon pie que hacía Nelly, mi mujer, era el mejor del mundo. Una de las veces que vino, le dijimos en broma que mi señora no lo había podido preparar y no lo podía creer”.
Fue en el teatro Radio City de Mar del Plata donde Los Redondos hicieron dos shows seguidos la misma noche, por primera y única vez en su historia. “Terminó el primer recital y enseguida se vieron obligados a hacer el segundo porque habían quedado afuera más de dos mil personas. Si no tocaban de nuevo no sé que hubiera pasado”, rememora. “Para esos show tuvimos que sacar todas las butacas del teatro”, agrega.
Otro recital que recuerda es el que la banda dio en Piet, un pequeño boliche ubicado en Diagonal Pueyrredon y Rivadavia. “Había cinco veces más de gente que la capacidad del lugar. No pasó nada de milagro, podría haber sido peor que Cromañón”, admite.
Pupeto trabajaba como fotógrafo y guarda como un tesoro las fotos que sacó en los shows de Los Redondos. “Una vez me dejaron entrar a los camarines y les saqué fotos donde aparecen abrazados. Quizá no sean grandes fotos pero tienen un alto valor simbólico”, dice. Y cuenta que en su casa tiene un cuadro con la imagen de la banda autografiada por los músicos. “Hay una foto muy buena del Indio que parece salido del infierno y él escribió unas palabras que tienen que ver con eso”.
Ahora Mar del Plata accedió a fotos inéditas de Los Redondos en la ciudad. En una de las imágenes se ve al Indio Solari y el resto de los músicos de la banda en el parque de la casa de Pupeto. En otra de las fotos aparecen el Indio y Skay Beilinson de sobremesa conversando con Pupeto y su hijo Pablo.
Foto inédita de Los Redondos en Mar del Plata. El Indio Solari y Skay Beilinson de sobremesa en la casa de Pupeto Mastropasqua, productor de los recitales de la banda en la ciudad. En la imagen también aparece Pablo, el hijo de Pupeto.
Foto inédita de Los Redondos en Mar del Plata. El Indio Solari y Skay Beilinson de sobremesa en la casa de Pupeto Mastropasqua, productor de los recitales de la banda en la ciudad. En la imagen también aparece Pablo, el hijo de Pupeto.
Tras la separación de los Redondos, el Indio invitó a Pupeto al primer show que dio como solista en 2005 con “Los Fundamentalistas del aire acondicionado” en el Estadio Unico de La Plata. “Fui con mi hijo que es fanático y disfrutamos de un gran recital”, remarca.
La última vez que se vieron fue “hace unos cinco años” cuando el Indio vino a pasar un fin de semana de descanso a Mar del Plata y aprovechó para ir a visitar a Pupeto a su casa. “Vino con Virginia, su mujer, para que la conociéramos y la pasamos realmente muy bien. El Indio es una de las personas más interesantes y cultas que he conocido en mi vida”, dice.
Tras aquella cena, Pupeto cuenta que el artista lo llamó por teléfono. “Me dijo que me quería mandar un auto para que lo vaya a visitar a su casa, pero aún no pudimos combinar. Tenemos una linda amistad que me trae grandes recuerdos. Al Indio lo tengo siempre presente”, confiesa.
Con el correr de los años, Los Redondos se convirtieron en un fenómeno social que llegó hasta la pantalla de MTV. En uno de los recitales que la banda dio en 1996 en Go, el boliche de Constitución, el canal grabó imágenes de los fanáticos en la puerta para mostrar el fenómeno y además para hacer foco en la rivalidad con Soda Stereo.
En 1999, Los Redondos tocaron dos veces en el Patinódromo de Mar del Plata. “Para esos shows lo invitamos a Willy Crook -ex saxofonista de la banda-. No se acordaba de un puto arreglo, pero no nos importó: nosotros privilegiábamos la amistad”, cuenta el Indio. Y recuerda que esos recitales fueron en una época complicada. “Duhalde venía de esos intentos de limitar los horarios nocturnos, durante el fin de semana, que no podían prosperar -dice-. Para peor la economía estaba para la mierda y la clase media reclamaba mano dura. El tema Sheriff, que terminó en el disco siguiente, no salió de la nada… Y por eso en Mar del Plata hubo jaleo del grande, ya desde la primera fecha, el 19 de junio. Tres patrulleros incendiados, cantidad de negocios rotos y saqueados…”.
La televisión, rememora el cantante, “se hizo un festín” con los incidentes. “¡Para las cámaras, pocas imágenes son más vistosas que aquellas en las que hay fuego! Parecía Beirut después de un bombardeo. Tampoco era tan frecuente que quemaran patrulleros. Pero la difusión masiva de esas imágenes atrajo más pibes, en vez de ahuyentarlos. Enfrentarse a la cana es un impulso atávico para los jóvenes, les ofrecía una aventura, un emprendimiento épico. Esto no era pop de chicas que gritan y se desmayan…”.
El por entonces intendente de Mar del Plata Elio Aprile consideró la posibilidad de suspender la segunda fecha, pero finalmente el show se hizo. “Es que fue bravo, sí… Ese remedio hubiese sido peor que la enfermedad. Tené en cuenta que la ciudad ya estaba llena de pibes que iban a vernos y no pensaban irse sin hacerlo. Y esa cantidad de gente no es moco de pavo: ¡Una invasión militar se hace con menos soldados!”.
El 20 de junio, durante la segunda fecha, el Indio soltó una inusual declaración de afecto: “Cómo los queremos, carajo”. Aunque el artista no lo recuerda con precisión: “Es probable que haya dicho eso. Yo nunca fui de hablar mucho en escena. Sólo abría la boca ante los problemas, para reclamar algo vinculado con la seguridad o agradecer al final del show”.
Más de trescientos detenidos al cabo de los dos recitales, un herido de bala y otro joven arrojado de un tren, destrozos en comercios e incendio de vehículos fueron suficiente para que Aprile prohibiera el regreso de Los Redondos a Mar del Plata.
Durante el show, el Indio se refirió a los incidentes: “Bueno no vamos a abundar en detalles, pero sería hora ya de que aquellos que tienen que pensar en qué está pasando no tengan la facilidad de echarle la culpa a una banda de rock o a un equipo de fútbol de la violencia que hay. Así que cuídense, cuídense cuando salgan, ustedes son vidas jóvenes. ¡Cuídense, por favor!”.
El show continuó con clásicos ricoteros y el cierre fue con “Jijiji”, uno de los mayores hits de la banda. Mientras sonaban los últimos acordes, el Indio saludó a la gente, se retiró del escenario y enfiló hacia el camarín del Patinódromo. La historia dirá que esa fría noche del 20 de junio de 1999 fue la última vez que Los Redondos se subieron a un escenario en Mar del Plata.